27 de noviembre de 2007

Hacia Auschwitz - Río Negro, en Tren Jaula


En la Provincia de Río negro se está recreado el sistema de traslado de detenidos que usara el nazismo. Las violaciones a la Ley de Ejecución provincial y a los Derechos Humanos. El negocio de los traslados. El Purgatorio de Choele-Choel, y las hogueras de Mainqué y Cervantes.

Una nueva modalidad de traslados de detenidos se está implementando en la Provincia de Río Negro. Entre el jueves 22 y viernes 23 del corriente, diecinueve personas privadas de su libertad, a disposición del Servicio Penitenciario de la provincia, fueron trasladadas desde Bariloche hacia Viedma, en el tren que recorre la Línea Sur.

Varias violaciones a las leyes provinciales volvieron a recrearse en este hecho. En primer lugar, los detenidos fueron sometidos a exposición pública, al ser obligados a viajar en un medio de transporte público, lo cual según lo establece la Ley provincial de Ejecución N° 3008, constituye un violación a la intimidad del detenido. El conocido Tren Patagónico, une las ciudades de Viedma y Bariloche pasando por varias localidades del sur de la provincia, forma parte de los transportes públicos de pasajeros con que cuenta Río Negro.

Segundo, funcionarios de la Secretaria de Seguridad – a cargo de Miguel Bermejo-, y del Servicio Penitenciario de Río Negro, utilizaron un vehículo para el traslado de detenidos, que no está acondicionado para tales fines, dado que no garantiza ni la seguridad de los pasajeros como tampoco la de los privados de su libertad. Además, dispusieron del tren de pasajeros, a pesar de los automotores que tanto el S.P.P.R.N. cómo la Policía provincial tiene destinados para tales fines.

Tercero, al igual que en los tiempos de la Rusia zarista o de la Alemania Nazi, los detenidos fueron hacinados en los vagones, y esposados de pies y manos. La Ley de ejecución penal de la Provincia establece que las esposas, grilletes, u otros medios de sujeción “nunca deberán aplicarse como sanción”, salvo como medida de “precaución contra una probable evasión, fuga o durante un traslado”. Si se tienen en cuenta la características del terreno en la línea sur de la provincia, sumadas alas condiciones de detención en el tren-jaula, más el número de efectivos destinados para el operativo, las posibilidades de evasión son prácticamente nulas.

El negocio de los traslados

El constante traslado de detenidos se utiliza como forma de coerción y torturas contra aquellos que se atrevieron a denunciar prácticas delictivas o abusivas por parte del Servicio Penitenciario. Denunciar irregularidades en el funcionamiento del sistema penitenciario, violaciones a los Derechos Humanos, denuncias sobre agravamiento de las condiciones de detención, significan para el privado de la libertad, firmar su sentencia de muerte. Existen detenidos que son trasladados cada 15 días de uno a otro punto de la provincia.

Además de constituir una tortura física y psicológica los traslados son uno de los grandes negocios del S.P.R.N.. La desmedida cantidad, formas y arbitrariedad, de los traslados, generan paralelamente, otra gran cantidad de dinero asignada para su financiación, rendidas en combustible, reparación de vehículos, sueldos, viáticos y adicionales.

Cabe agregar que en el único momento en trámite no se realiza, es cuando el detenido solicita a las autoridades del trasladado por acercamiento familiar.

El Purgatorio

En el informe sobre las condiciones de detención elaborado por la Asociación Civil La Cantora, luego de su inspección en las unidades penitenciarias rionegrinas en enero de este año, se registraron al menos 15 denuncias de golpes y abusos reiterados en la Unidad Penal de Choele-Choel; escala obligada en los traslados entre Gral. Roca y Viedma.

Más allá de las denuncias realizadas posteriormente, incluso por miembros de la fuerza, la tortura sistemática continua en ese establecimiento. La respuesta por parte del S.P.P.R.N. ante la Legislatura provincial, fue que no le constaban tales prácticas. Ni la Secretaría de Seguridad, ni los legisladores continuaron con la investigación.

Los internos la denominan “El Purgatorio”. Allí, amordazamientos, manos y pies esposados, arrancadura de dientes, submarino (seco y mojado), patadas; forman parte del relato recurrente de la mayoría de los detenidos que realizan el trayecto: General Roca- Choele Choele – Viedma, y viceversa.

A la lista se suman los cuatro detenidos quemados en las comisarías de Mainque y Cervantes durante 2007, de los cuales tres de ellos perdieron la vida.

20 de noviembre de 2007

Hilos estructurales de nuestra realidad

Oscar R. Villegas

Seminario "Otro mundo es posible" Escuela de Trabajo Social – UNLP. Año 2001. Desgrabación de la clase de Oscar R. Villegas - Criminólogo Colombiano

Lo primero que tengo que decirles es que esta presentación va a ser un poco solemne, y no se va a parecer mucho a una clase. Quizás es por la formalidad en la que va a ser presentada -no es lo que más me gusta-, y me gustaría sí, que ustedes sepan que en la medida en que yo voy hablando, si hay algo que es incomprensible, algo con lo que no estén de acuerdo, estoy por completo abierto a que me pregunten, a que opongan criterios, abran otras puertas y me hagan caer en cuenta de aspectos que no he tocado suficientemente.
Es la primera vez que en la Argentina voy a hablar, y tengo cierto temor reverencial para las personas que están aquí a mi lado, y para todos ustedes. Así es que siento un poco temor de "llover sobre mojado" o "llorar sobre la leche derramada", o decir cosas que están suficientemente claras. Lo cierto del caso es que voy a correr el riesgo, y uds. en la medida en que van a preguntar o decir cosas me van a poner al tanto de si eso es así o no es así.
Para iniciar, me parece importante esta solemnidad de las presentaciones que se hace en los cursos, con la solemnidad con la que se acostumbra a hacer una hoja de vida o un currículum.
Vale la pena pensar cómo se hace un currículum y cuáles son los datos que hay que poner para luego acceder a un trabajo. Cuál es la imagen vendible de la fuerza de trabajo, de la fuerza de conocimiento que debemos presentarle a otro, y cuales son las maniobras, las maneras con que debemos presentarnos a otro para que él se forme una buena imagen y nos contrate.
Cuando uno presenta un curso, a menudo uno también se presenta, dice cuáles son sus credenciales, los títulos que lo habilitan, cuál es el recorrido que ha hecho que merece ponerse por delante de otros y exponerles y decirles "merezco estar en ésta cúspide encima de ustedes, porque tengo este nombre, tengo este estado civil, tengo esta experiencia, tengo estos títulos."
Una película, que si no estoy mal, es irlandesa, "Transpooting", en el aviso publicitario de la misma, lanza un reto que ya se habían hecho muchos teóricos: tengo un nombre, tengo un estado civil, tengo una tarjeta de identidad, tengo un crédito con una corporación hipotecaria, tengo un seguro de vida, tengo una universidad, tengo una novia, pero: ¿por qué tengo que tener todo eso, por qué tengo que tener todo lo que consigno en el currículum?.
Para mí esa es una pregunta fundamental para pensar las líneas, las tendencias, esa rutinización de la vida en una sociedad de mercado, en un sistema capitalista, y cuáles son las líneas estructurales que nos marcan.
Lo cierto del caso es que, dentro de la presentación que uno hace, yo me veo a menudo en aprietos, porque las reflexiones que se han venido haciendo desde un tiempo, están -por decirlo de algún modo- en un "no lugar". Están en algo inclasificable, no soy filósofo, estas reflexiones no son del abogado tradicional, pero tampoco son de un sociólogo ni de un psicólogo. No es clasificable. La mayoría de las ideas que les voy a exponer el día de hoy: y esa no clasificación tiene muchas ventajas y también muchas desventajas.
Me gustaría iniciar diciéndoles que la ventaja mayor es estar siempre en los márgenes. Estar siempre, como dice un filósofo francés, "en los lindes".
Es como dicen poetas, cantantes; es un vagabundeo estar en la estepa o en la pampa, y poder tomar para cualquier lado, sorprender yendo a cualquier lado, buscar atajos, si se quiere recorrer los caminos que ya existen, pero recorrerlos de otro modo, como Atahualpa Yupanqui en esa hermosa canción que ustedes conocen mucho: es demasiado aburrido seguir y seguir la huella, andar y andar los caminos sin nada que te entretenga.
A veces no estar clasificados es una gran ventaja. Además, sería deseable pensar si nos gustaría estar clasificados. Así pues, voy a intentar decirles cómo he arribado a algunas ideas y a algunas líneas que podrían ser esos atajos.
Me comencé formando como abogado y haciendo un énfasis en el derecho penal. El derecho penal, una de las ocupaciones básicas de los que se inician o están en ese campo de conocimiento es formarse en la dogmática penal, para que le de pautas al poder a fin de determinar cómo se puede prohibir, juzgar o castigar. Lo cierto del caso es que en la base de la dogmática penal existe la idea de que el gobernante, si quieres, el dictador, o si quieres, la clase dominante, para hacerlo debe hacerlo con razón, debe hacerlo con saber, el ejercicio del poder debe ser racional.
La ilusión que subyace a esto no es otra que cuando quiera que se vaya a ejercer cualquier acto de poder, este acto de poder obedezca a la razón y esa razón es la razón que está, por una parte, en los conceptos elaborados por la dogmática, pero también y sobre todo en las leyes, en las constituciones. Es la ilusión del gobernante ilustrado.
Si nos han de gobernar, que nos gobierne el filósofo, como decía Sócrates, que nos gobierne alguien que sepa, que no acredite ninguna ignorancia para mandar, sino que acredite un saber y también la legitimidad, la recopilación de la voluntad general que expresa la racionalidad.
La dogmática penal así, entonces, parte del presupuesto que hay que controlar racionalmente al soberano, pero también educar al súbdito en esa racionalidad; a tal punto que muchas veces hacer oposición, hacer crítica desde esa perspectiva, criticar el sistema penal, criticar todos los conceptos de esa dogmática penal, criticar el estado es: descubrir cuál es esa razón y determinar cuándo se ha incumplido ella.
Criticar desde ese punto de vista no es más que pensar en una promesa antiquísima de orden contractual, que es: qué nos prometieron y en qué han incumplido la promesa, pero a su vez cuál era el pacto que racionalmente celebramos y porqué hubo un desvío irracional del mismo. Criticar de esa manera es una crítica que está condenada a ser conjurada. Es una crítica predecible, monótona, que da por sentado muchísimas cosas, es la crítica de decir: ustedes los gobernantes son unos incumplidos.
O también la crítica basada en imputaciones, en señalamientos. Las clases en el poder señalan a ciertas clases o a ciertos grupos sociales, o a ciertos grupos opositores, y esas clases dicen: terroristas. Pero a veces hacer críticas desde el lado de los marginales, o desde las clases desposeídas, o desde el proletariado, a veces ha sido también invertir la imputación y decirles a ellos: terroristas. Con lo cual criticar simplemente se convierte en un asunto de etiquetas, de definiciones.
Quiero, y pese a que reconozco, el carácter problemático de este señalamiento que acabo de hacer, presentar otras líneas, otras maneras de criticar, de confrontar, de luchar, de actuar. Esa dogmática penal es un segmento más de los que los criminólogos llaman el proceso de criminalización.
Un autor colombiano que se llama Emilio Sandoval Huertas, que ha trabajado en la criminología crítica, con Lolita Anilla de Castro, con Alessandro Barata, con Roberto Bergali, Emilio Zaffaroni, todos digamos, en cierta medida, coinciden en hablar del proceso de criminalización, es el proceso mediante el cual las estructuras de poder, los órganos de control social, por decirlo de algún modo, fabrican al criminal.
Para fabricar a un criminal hay que pasar por fases, es un proceso. El proceso señala que hay etapas para que alguien llegue a ser criminal, y dentro de las etapas también hay instituciones, instancias del control.
Control social primario sería: la policía, los ejércitos, las fiscalías, los jueces y, por supuesto el legislador penal. Y ese proceso de criminalización también tiene una derivación secundaria, las instancias previas, se habla, en esa medida, de los medios de comunicación, de los aparatos de educación, de la religión, de los sindicatos, en fin.
Lo cierto del caso es que la imagen que se trata de presentar del proceso de criminalización es una imagen lineal, de peldaños, en donde refiere: ya no estás en la casa, estás en la universidad, se pasa de un segmento casa al segmento universidad, ya no estás en la universidad, estás en el ejército, ya no estás en el ejército, estás en la fábrica, ya no estás en la fábrica, estás sentado frente al televisor en tu casa con tus hijos, esperando que te sirva la comida aquella.
Lo cierto del caso es que ese proceso de criminalización es pensado por pasos. La imagen de sistema es como que todo está programado, todo está calculado, y siempre será inevitable preguntarse quién programó todo, quién calculó todo, quién está detrás. Me temo que esa imagen lineal, por peldaños, por segmentos, es bastante simplificadora y es una imagen bastante atroz.
Más bien, más que hablar de sistema penal, más que hablar de sistema social, más que hablar de sistemas, me parecería mucho más útil que desde este terreno del pensamiento, de la actividad práctica, del hacer y de la idea de transformar, siempre pensando en términos libertarios, arribaremos a esa crítica, basados no en la idea de sistema, sino en la idea de que hay convergencias, de que hay constelaciones, de que hay imbricaciones, de que hay flujos convergentes, en términos marxistas, de que hay síntesis de múltiples determinaciones, lo cual no es lo mismo que decir sistema.
Así, cuando me inicié leyendo esos volúmenes de dogmática penal, de derecho penal, ladrillos, físicos ladrillos, observé cómo en ese tipo de reflexión, no está la idea de movimiento, de movilidad, de campos, de luchas, confrontaciones, de fracciones, y que hay una cierta tetrificación de los estilos a partir de los cuales se podría criticar un individuo, una institución o un sistema.
Después de la dogmática penal, y producto de esos vagabundeos, he querido volverme un coleccionista sin orden, sin disciplina, aleatorio. Si alguien quiere decir, obedeciendo a qué programa, al programa de que esta sociedad, a mi entender, hay que transformarla, y que en la medida en que uno hace algo por transformarla, debe hacerlo contento, con gusto, con placer, si quieren pensando en términos libertarios. Y coleccionista, a mi entender, es -puede ser de muchas maneras-; pero yo me he preocupado por coleccionar métodos, por coleccionar conceptos, a veces estilos, manuales, manuales de todo, el manual de jardinería, el recetario, pero también el manual de sociología, el manual de filosofía y la idea de hacer eso que Wiggenstein llamaba tener una caja de herramientas, o que otros llaman tener una colección de armas, con que uno guardara métodos, guardara conceptos, para cuando se le ocurre un problema tener a disposición herramientas, objetos y, conforme al contexto en que tiene el interés, usarlas.
....Y Borges por ejemplo adquiere una dimensión distinta cuando se piensan las cosas de esta manera, no cuando uno está pensando su ser político, sino en la profusión de métodos, la profusión de ideas, la profusión de pensamientos, que uno encuentra para algún día en la piqueta sacarlo a flote.
Exacerbar la construcción del otro y usarla, esto no es ninguna novedad, es más vamos a una librería en donde se venden textos de administración de empresas, de reingeniería, planeación estratégica, cojamos uno de esos textos propios de la economía global y encontramos hasta al Che Guevara. Por eso me interesan las modalidades del pensamiento, y entre las modalidades del pensamiento creo que en Derecho, en carreras que ustedes hacen en Trabajo Social, en Periodismo, se trata no sólo a veces de pensar, sino también de hacer, cómo uno si está enfrentando algo puede hacer uso de esas herramientas, lo cierto del caso es que pensamientos, pensamiento teleológico, la relación de medio a fin sirve, el pensamiento técnico, instrucciones para hacer un juego, pensamiento pragmático, deóntico, y las mismas reglas de competencia del deporte. No es lo mismo pensar la competencia de atletismo, las reglas de los 100 mts., y usar como manera de pensar algo, a partir de allí, que pensar en un pugilato boxístico.
Estoy simplemente señalando que hay muchísimas maneras de pensar cosas, y que mal haríamos en querer pensar de un solo modo, y desde luego si algo reúne la idea de esta colección de métodos es el interés estratégico.
Y voy a darles dos ejemplos: pensemos por un momento en una serie policíaca gringa, e incluso no podemos ir a la serie policíaca gringa sino pensar en 4 o 5 policías que están pensando porque un fiscal les dio la orden o no, hacer un allanamiento en una casa, ir a una casa porque alguien informó que en esa casa hay drogas, o hay armas. Si se consulta al abogado, el abogado dice: tenemos que mirar si a la luz de la ley hay la suficiente cantidad de pruebas, cantidad y calidad de prueba, que posibilite que la autoridad llegue violentamente a una casa, entre escarbe todo y busque, el hace que los niños lloren pero el estado tolera eso siempre y cuando eso se haga conforme a la constitución y a la ley.
El abogado repara en la constitución, en la ley y en el modo de proceder de los policías, de tal suerte que dirá si es lícito o no es lícito el procedimiento, esa es una mirada más de las miradas posibles.
Coleccionar pensamientos no es tener esa sola mirada, es tener esa y otras. Pero está el despliegue, el concepto de despliegue y los métodos de despliegue, allí los manuales que venden de esas escuelas norteamericanas que salen en los periódicos de todo el mundo: "Hágase detective en dos meses".
Venden manuales para ver cómo se hace el procedimiento, el croquis, no es lo mismo esos policías no pensando desde la ley, sino pensando desde el mapa de la casa, los posibles lugares por donde se volarían, cuándo se sacarían las armas o no, quién va a engañar o no, quién toca la puerta, quién tumba la puerta, desde luego ellos no están pensando en el abogado. Pero al revés, hay otras modalidades de pensamiento en estos casos, que son los de los comandos, los comandos que quieren sorprender, que quieren llegar al punto sorpresivo e intempestivo, en donde nadie espera que llegue algo, no están razonando como abogados, están razonando como militares, esas son y así podemos hablar de dimensiones del pensamiento, de muchas maneras de pensar el fenómeno: la escuela, la escolarización, la rutina, nos pone a pensar en una sola vía, en una sola línea.
Así las cosas digamos que, por lo menos acá, no temo decirlo, coleccionar métodos, coleccionar conceptos, coleccionar estilos, convierte en un principio de inteligibilidad de las relaciones sociales y en los contextos. Quiero que lo entiendan muy bien; en un principio de inteligibilidad, en una forma de entender, no estoy mandando a hacer a nadie nada, no estoy diciendo "hagan esto".
No; estoy diciendo que hay una manera de entender las cosas que es la guerra de guerrillas, guerra de guerrillas es una manera de entender fenómenos y de hacer cosas. Con ello no estoy, de ninguna manera, insisto, diciéndoles "vayan a tirar bombas". Lo que estoy diciendo es: siempre se puede sorprender. Siempre hay movilidad, no todo el tiempo nos están viendo, y con eso entonces paso al otro asunto que quería de contera mencionarles, lo del control social.
Me voy a servir, cuando yo digo me voy a servir, efectivamente es que me voy a servir, yo no soy foucaultiano, ni Foucault quería que existieran foucaultianos, que es: reduzco estos libros y la gente los lea y saque haber que sirve, en ese sentido yo he obrado de esta manera. De la misma manera no soy marxista, no soy lacaniano, realmente uno no es nada sino que uno deviene, que es muy distinto. Pero sirviéndome de Foucault; él distingue dos maneras del control, el no usaría jamás la expresión control, valga la impertinencia.
Él hablaba del poder pastoral, el poder pastoral estaría compuesto de un lado por una anatomía política, singular e individual, es la construcción del control orientado no ya a los individuos, sino control dirigido a las poblaciones. La mirada clásica del control, y la misma palabra habla de él en sentido negativo, decir control es decir algo que niega, desde el punto de vista de la anatomía política sería: el control me reprime, o me tortura, o me desaparece, o me mata, o me enferma, desde el punto de vista de la biopolítica esta imagen negativa del control sería: marginan a un sector social, exilan, desplazan a ciertos sectores de la población, de tal manera que la idea de control sería nomás lo que niega en sentido individual o en sentido social.
Foucault, como ustedes lo saben, ha tratado de salirle al paso a esa imagen negativa del poder, y se ha preocupado sobre todo cómo el poder fabrica, el poder es positivo, el poder nos atraviesa, dicho de otro modo nos hace, y para hacernos no siempre nos tiene que reprimir, es más, no es necesario que nos reprima.
Al comienzo de esta sesión hablo de la hoja de vida, probablemente nunca me hayan torturado, nunca me hayan encarcelado, nunca me hayan desaparecido, nunca hayan matado a nadie cercano a mí, pero me han fabricado de tal modo que presento un currículum triunfante. Es la imagen triunfante del poder, donde el poder no se muestra en el basurero, es más cualquier capitalista diría: ¡uy! Torturados, no!, ¡uy! desaparecidos, no!, ¡uy, no.
Porque digamos el basurero, por llamarlo de algún modo, de lo que va dejando el sistema capitalista, las crítica nuestras generalmente son críticas de la cocina, en donde está la basura, hay que hacerlas, eso hay que hacerlo, siguen habiendo en este mundo torturados, desaparecidos, masacrados y qué, no me lo digan a mí en Colombia.
Claro, eso existe, pero tenemos que irnos para hacer crítica no desde la cocina, sino que es posible a veces irnos para la sala donde están los señores hablando, y en la sala los señores están hablando de tributación, de las corporaciones de ahorro y vivienda, de seguros, de turismo, de moda. De tal manera que lo primero que hay que salirle al paso en la idea de control social es esa imagen negativa y pensar en cómo nos han producido, por llamarlo de algún modo, pero cómo nos han producido todavía arrastra un lastre, es el de que, pareciera que cuando uno habla de control, y además eso está popularizado, eso está regado en la literatura, en la filosofía, en la sociología criminal, en la política criminal, en todos los discursos la idea es que nos están mirando, todo lo tienen controlado, las premoniciones de Orwell de 1984, The Truman show, de La naranja mecánica, alguien me está grabando, nos están viendo, con la idea de generar espanto, hay cámaras en todos lados, no podemos dar un paso sin que ese paso sea visualizado o pueda llegar a serlo.
Me gustaba la auto observación también de Foucault, alguna vez un periodista le preguntó: pero si tu dices que hay relaciones de poder en todas partes, pareciera que no tenemos escapatoria porque la dominación está en todos lados. La manera de salir del paso a las cosas fue: yo no intenté decir que en todas partes nos están mirando, más bien intenté decir que en todas partes hay una libertad posible.
Si hay una anatomía política, una biopolítica, si hay un poder singular, pero también masivo o social, será porque en todas partes se puede hacer algo.
La idea de control social también está arrastrada bajo la pregunta de ¿quién estará detrás controlando todo? Y otra vez, la ficción, la literatura, a veces uno cree que la realidad imaginó a unos hombres en unas transnacionales confabulando para el control de todo, que manejan las palancas de la historia y las palancas de la sociedad, lo que tiene de escandalosa esta sociedad capitalista es que se ha convertido en un mecanismo objetivo que dirían que bajo sus rigores "marcha solo".
No hay un jefe, no hay un patrón detrás, es un mecanismo objetivo, una máquina objetiva, unos procesos, que como decía Marx: un hechicero que crea unos fantasmas que después no puede conjurar, y que lo devoran a él mismo, porque los soltó y no hay ya quien los controle, la dinámica del capitalismo es una dinámica vertiginosa, incontrolable, la imagen que hay que tener del capitalismo es la imagen azarosa de la bolsa de valores.
Para pensar en el capitalismo hay que pensar en esos hombres que están como locos, alzando la mano, viendo números, haciendo apuntaciones, tirándole gol a otro comisionista para tumbarse. Y la dinámica más vertiginosa del capitalismo es este modelo neoliberal, y la más espantosa es cuando la competencia capitalista se convierte en competencia armada, cuando para competir se hace la guerra.
Para cuando alguien quiere ganar un mercado empieza a matar poblaciones, a construir ejércitos o a financiarlos, la tendencia más perversa del modelo neoliberal, la competencia más atroz hoy por hoy está en Colombia, esta guerra es producto de las disputas transnacionales por los territorios, por los recursos, hay mucho dinero en juego, y no sólo o mejor, el cartel de presentación es el narcotráfico, pero eso no es así, el narcotráfico es lo menos importante de esa guerra que tenemos.
Bueno, es una invitación a pensar a Kafka al revés. Kafka al revés es, hay un proceso indefinido, hay un castillo donde la persona más intempestiva resulta ser a la que había que hacerle caso. A veces ese se puede convertir en el que de vuelta a unas circunstancias determinadas.
Bueno, y como no quiero fatigar, yo voy terminar diciendo que estas reflexiones me llevaron también a pensar del pluralismo principalmente jurídico y a las ideas de estado que están imbuidas en ese pluralismo.
Hay una imagen del saber que pretende decir que es lo lícito y que es lo ilícito, el derecho no tiene que pertenecer a la cofradía o a la secta, hoy por hoy, del estado social de derecho, esos son manejadas, de destacamentos militantes del Estado social de derecho, con el mayor respeto si hay personas comprometidas con esa manera de pensar, y más, yo no quisiera provocar la idea de que hay una sola manera posible de entender los fenómenos del Estado; pero la idea de Estado de derecho y Estado social de derecho se ha convertido, por lo menos en mi país en una religión.
También una confesión, qué suerte que el militarote más espantoso se presentó a hablar, en nombre siempre del Estado social de derecho, y la gente trata de liquidar las discusiones hablando de la dignidad humana o del estado social de derecho, cuando con esas palabras parece que se resolvieron las controversias que existían, o de los derechos humanos. "Yo vengo a hablar en nombre de los derechos humanos"; y se encauza, en la antesala de cualquier discurso la dignidad humana, los derechos humanos, y entonces se crea como un ambiente reverencial, congraciado, como si fuéramos a orar todos juntos.
El pluralismo jurídico una de las cosas que presenta, es que no existe un solo derecho en las sociedades que tenemos, sino que existen múltiples derechos y derechos que están en disputa, en confrontación, que cuando quiere presentarse una sola idea de derecho es porque un poder saber hegemónico trata de presentarlo como único.
De tal manera que en Colombia y en cualquier otra sociedad, hay una imbricación, una constelación de ordenes jurídicos en disputa, hay pluralidad de normas, como hay distintas culturas, distintas etnias, también hay múltiples derechos. A la pregunta de qué es Derecho, que a mi entender está muy emparentado con qué es Estado, valdría la pena también, poner entre paréntesis las maneras clásicas de resolver la cuestión, y tomar el reto lasallista de la definición de constitución, qué es una constitución, constitución en términos lasallistas es: las fuerzas activas que hacer posible que una sociedad sea de un modo y no sea de otro.
Qué es lo que hace posible este estado de cosas, decir estado, decir constitución es más que la idea desde la cúspide, desde el monarca, de la ley, del control de él y la división del poder. Del monarca y su constitución que presuntamente lo limita o le facilita a obrar. Decir Estado, decir constitución es menos eso, que decir un estado de cosas, una manera de ser de la sociedad, sin lo cual esa sociedad no podría ser lo que es. Piensen acá, los militares en este país hoy por hoy son una fuerza activa de la sociedad, esta sociedad sería lo que es en estos momentos sin esos militares.
Las transnacionales que se reparten el mercado de trabajo, de bienes, de productos, de servicios en este país, ¿esta sociedad sería lo que es sin esas transnacionales?. ¿Sin trabajadores funcionaría esta sociedad? ¿Cuáles son las fuerzas activas que hacen posible el estado de cosas que estamos viviendo?. Decir estado es decir estado de cosas, les estaba hablando del pluralismo jurídico, quiero decirles que esa convergencia de fracciones, de tendencias, de fuerzas activas, es la que permite sostener que también se hace derecho de otras maneras distintas, otras veces contestatarias, otras veces libérrimas, fugaces, idas.
Hasta el punto que muchas veces, no tengo el registro pero se que existe, Azucena debe saber mucho de eso, cuantas veces un jurista que está al lado del militar y que está al lado del político creen que a los piqueteros, saben que si cogen el código penal todos esos piqueteros habría que meterlos a la cárcel.
Es delito tirarle piedras a las autoridades, no es delito si llegó un militar, con un penalista, con un político y con el código en la mano, van a mirar las piquetas y los enfrentamientos, tendrían que decir que hay delito, porqué no lo dicen, porque otra manera de hacer las cosas, porque otra fuerzas, activas allí, actualizables, ponen en tensión esa legalidad, hacen valer otras maneras de entender los fenómenos, porque es posible pensar otras formas de proceder, de reglamentar que están en juego, embrionarias si, no se le pida a la piqueta que cuál es el reglamento, cuáles son las leyes, cuál es catálogo constitucional que tienen, no. Hay que pensar menos en las normas y más en las prácticas regularizadas, estandarizadas, y cuando digo estandarizadas no quiero decir predecibles.
Bueno, con esto, entonces quiero agradecer la oportunidad de haber presentado estas ideas y escuchar sus preguntas y sus comentarios, muchas gracias.

Preguntas

Esta no es una propiamente respuesta a las preguntas, sino quizá más preguntas y más fuertes, parece que lo mejor es que hay muchos atajos y muchos caminos por seguir explorando y por seguir pensando.
Yo he tenido unas palabras más apropiadas para referirme a la colección de métodos, a esto que les he presentado hoy que es sugerir la idea de guerra de guerrillas, estoy en la búsqueda de buscar unas palabras menos problemáticas, porque se que son demasiado drásticas, en cierta medida lo ponen a uno al frente de un pelotón de fusilamiento, entonces estoy en la búsqueda de algo que signifique lo mismo, sin querer decir guerra de guerrillas.
Pero cuando les hablaba de la colección de métodos, de la caja de herramientas, del derecho y todas las construcciones teóricas y de la pluralidad de normas que existen, me refería en parte a eso, a eso como bien lo entendieron ustedes, y también me refería a una práctica, a una práctica existencial, a través de la cual uno puede pensar que en cualquier lugar puede aparecer y puede sorprender, no va a transformar la sociedad, sino que va a tirar una punzadita, va a punzar, y a veces punzar, a veces transgredir es estéticamente bello y éticamente deseable, por lo menos desde mi perspectiva.
En relación con lo de los piqueteros, yo he recibido la información gruesa, es lo que acaba de decirles Azucena, y digamos la imagen que yo tengo de eso, es una imagen muy hecha por los medios de comunicación que he recibido, yo no tengo un conocimiento profundo de esa práctica acá como forma de lucha, no se si es deseable, si no es deseable, los inconvenientes que ha tenido, las ventajas o las desventajas que tenga.
Yo si les puedo hablar de una experiencia que para mi fue muy importante en mi país: la lucha campesina que se hizo, más o menos hacia 1995 en Colombia de los 400 mil, 500 mil campesinos cocaleros, productores de coca, hacen una marcha y dicen "sí, producimos cocaína, y en muchos de los territorios donde estamos sí hay laboratorios de coca, sí traigan su código penal, y metannos a todos", porque el código penal consagra como delito cultivar, en cierta cantidad, marihuana y cocaína. No es lo mismo en el Sur colombiano, en el Huaviari que alguien produzca 500 matas de coca, que lo haga a 10 kilómetros de una ciudad capital, es delito en esa cercanía de la capital y no es delito en el Huaviari.
Qué es lo que diferencia uno y otro, el poder de la ley, la práctica social, tendrían que tener cárceles que no tienen para tanta gente, tendrían que tener tantos policías que se ocuparan de encarcelar a una cantidad de población, con ello lo que quiero decir es que todo no se resuelve con la ley, con los códigos, y que las tensiones sociales, las formas de producir actos de poder, prácticas de poder, autogestiones de hecho, no de derecho, y la producción regularizada de esos actos son otro derecho. ¿Cuál es el derecho que hay que hacer? No, las poblaciones van haciendo esos ejercicios.
En el fondo de mi intervención hay una, una idea que me recorre, lo más parecido a un panóptico es una fábrica, para ir a ver un panóptico no hay que ir a las cárceles, como hacían muchas personas en Colombia: "voy a ver en la cárcel tal cómo es el panóptico", y resulta que esa cárcel no responde a esos parámetros teóricos, a esos conceptos, en la cárcel no se ve un panóptico, pero vaya uno a una fábrica. En una fábrica la marcada de la tarjeta, la regularidad del tiempo, la supervisión del capataz, o del supervisor, pero también del compañero, el estar ante la máquina y mechar la materia prima significa que el compañero de al lado se atrasa ante una labor y por tanto el compañero de al lado me puede reclamar: por qué te estás demorando.
Con esto quiero decir que así, como en las fábricas, incluso sin que esté el patrón, sin que halla un patrón que esté en la baranda mirándolos a todos, el funcionamiento en los computadores y en las máquinas, pone a todo al mundo alrededor del proceso productivo, es el funcionamiento "sin patrón"; es el funcionamiento mismo.
De tal manera que si uno, en el computador dice ¡uy se me regó el café! Y paró el proceso, es el que regó una gótica sorpresivamente, en el funcionamiento eso puede alterar el funcionamiento de todo.
La idea que quería decirles que subyace es: que el trabajo es una fuerza, que a medida que hemos ido estudiando mucho sobre el capitalismo, se nos ha olvidado el principio básico del capitalismo que es que nada funciona sin trabajo, y que en todas las partes de ese panóptico fabril hay un trabajador, que puede alterar todo el mecanismo, por una hora, por dos horas, y ojalá que eso responda o no a un asunto individual, que eso responda o no a una estrategia de clase, a algo que está pensando en términos clasistas, en términos transformadores.
Quiero entonces rescatar que en todas partes hay un trabajador, cuando se puede conseguir trabajo, y bueno la realidad es que hay mucha gente que no tiene trabajo, la realidad es que hay desocupados a borbotones, la realidad es que mucha gente que no está vinculado a ninguna rama de la producción, la riqueza de los desocupados es el tiempo. Los desocupados tienen tiempo, el tiempo es una fuerza impresionante en tiempos de delirio y de stress. El que tiene su trabajo quiere salir, madruga de su trabajo a la fábrica, sale de la fábrica y se va a las clases de sistemas, de las clases de sistemas se va para los aeróbicos, de los aeróbicos se va a no se qué más cosas, no tiene nunca tiempo, siempre dice ¿cuándo llegaré a tener tiempo para...?.
Los desocupados tienen tiempo, no es que estén limitados de recursos, no es que estén limitados en sus necesidades, y en efecto, ahora hay que luchar para resolver el problema de la necesidad que, entre otras cosas, la necesidad en un sistema capitalista es también como dice Foucault en Vigilar y Castigar es también programada, calculada, prevista.
Tener tiempo es bastante importante, lo que pasa es que los desocupados a menudo no se dan cuenta que lo tienen. Y no darse tiempo de que hay lugar a la ociosidad, lugar también a conspirar si se quiere, y que ese tiempo no lo tienen otros, es digamos, la otra idea que subyace en este planteamiento que les he hecho.
Ahora, la pregunta de los derechos humanos me parece importante, bueno, entonces tiramos en un saco, empezamos a botar los libros, las reflexiones...(Se terminó el cassette).
Es más cuando yo les decía lo del militar que habla de los derechos humanos es porque los gringos ya certifican en ese país, ya no, por el negocio de las drogas y su, sino si se violan o no los derechos humanos en Colombia.
El departamento de estado norteamericano, para certificar a Colombia, "bueno vamos a ver cuáles son los estándares de derechos humanos en Colombia" y existe la perplejidad ¡uy! todos coincidimos en los derechos humanos, resulta que es que ahí, es muy común la polivalencia de sentidos, la disputa estratégica de los sentidos, el debate y la confrontación política de en qué sentido se entiende, para hablar de uno sólo, la libertad de pensamiento, y por tanto, nosotros tenemos....
También de los derechos humanos, el problema es en qué sentido, en qué sentido lo hacemos, cómo parte de qué, desde mi perspectiva, cómo parte de qué estrategia clasista y revolucionaria se usa lo de los derechos humanos, no tengo ningún temor en decir se usa, porque lo que si quiero decir es que yo no soy liberal, y la génesis histórica básica de los derechos humanos es el liberalismo.
No quiero con ello decir que no ha sido un pensamiento libertario, que a veces nos ha servido para confrontar, no, claro que sí, pero yo pienso que hay que usarlo con otras cosas, junto a otros instrumentos.
Me llamó la atención algo de lo que quiero hablar, algo que en mi país también es bastante frecuente: hay que conocer primero al enemigo, yo creo que si, pero quiero ponerlos en sobreaviso, yo conozco a muchísimas personas que se envejecieron conociendo al enemigo y no dejaron ningún tiempo para conocerse a si mismos y a sus propias fuerzas. Como si se dijera: primero conozcamos a los de allá, y en efecto se metieron tanto a conocer lo de allá, que destinaron 40 años a eso, y cuando ya tenían que destinar a ver que hacían con lo que conocieron, les quedaban dos años y ya estaban a punto de morirse.
Que no es decirles que sí, que hay que conocer las estructuras en las cuales estamos inmiscuidos, las relaciones sociales en las que estamos involucrados, las contiendas y la multitud de conflictos que tenemos, producto de eso que llamamos enemigo. Pero al paso que vamos, que vamos haciendo, que vamos construyendo, que vamos cambiando cosas.
Si alguna idea tengo yo y esto para empalmar con lo del trabajo microscópico o macroscópico, es que la tesis de Foucault del que el poder forma parte es una anatomía política, cuando se dice anatomía política hay que pensar en la descomposición de fuerzas que se hace de un obrero, hay unos ingenieros industriales que se dedican a saber cómo podría este trabajador que le toca empacar las galletas, qué movimiento tiene que hacer en cuánto tiempo para hacerlo más eficientemente, más rápidamente y dar mayor rendimiento, el ingeniero industrial pone la anatomía de un acto en el proceso productivo, descompone el brazo en sus partes y calcula en el tiempo cuántos movimientos tiene que hacer, es un saber puesto al servicio de un poder singularizado en una función dentro del proceso productivo.
Ahora bien, estaba hablando de que hay que combinar lo micro y lo macro, lo macroscópico da múltiples posibilidades de resistencia, de fuga, de ejercicios de prácticas libertarias, y en esas prácticas libertarias a veces requieren como antesala procesos de liberación macroscópicos, pero otras veces no, cuando nosotros hablamos de transformar, mantenemos la imagen de que es que estamos viviendo una situación que es bastante dramática, bastante dolorosa que un día no va a ser así, creemos que como de un tajo, de golpe, vamos a brincar a una sociedad en donde pletóricos de mermelada vamos a disfrutar de todo lo mejor. No, resulta que lo que estamos pensando es cómo hacer prácticas libertarias que puedan articularse con procesos de liberación, cómo en la medida en que realizo aparentemente la función más inmóvil, más quieta, soy capaz de articularla a procesos de liberación macroscópicos.
Hay riesgos, muchos riesgos en eso, voy a hablar de dos prácticas microscópicas que para mi han sido muy importantes: 1968 en los olímpicos de México y en pleno furor de Mayo del ´68, John Carlos, negro, norteamericano, ganó una competencia atlética y ganó la medalla de oro, una vez que ganó la medalla de oro, que subió al podio, John Carlos al tiempo de que le iban a poner su medalla de oro, se puso un guante negro en el puño para señalar que él no era un caballo de carreras del estado gringo, que él cuando era fotografiado y televisado para todo el mundo estaba con ese guante negro mostrándole al mundo que podía capitalizar un triunfo, pero para la resistencia negra.
En los olímpicos pasados, lamentablemente yo no lo vi, pero dicen los que lo vieron y me lo contaron que también tirados a una pileta en una competencia de 200 mts. libres, hubo un negrito que se tiró y que empezó a nadar para otro lado. Visto esto en términos de resistencia: en cualquier lugar alguien puede aguar una fiesta. Ganó, quedó de último, no sabía nadar, se tiró a chapucear, hizo otra cosa, hasta el punto en que el que ganó nadie lo registraba, no mereció el aplauso de nadie, si el capitalismo siempre llega: Bennetton, foto, todas las transnacionales a fotografiar, esa trasgresión a capitalizarla, a venderla, a comerciarla," ¡ey! ¡alguien se nos brincó!, pero venga, vendamos ese producto".
En los derechos humanos a menudo ocurre eso, si queremos cambiar cosas, cambiar nuestra rutinas y cambiar en términos microscópicos tenemos que ser creativos, imaginativos, siempre prever que pueden capitalizarse nuestras fuerzas, y es bastante arriesgado, esto daría para mucha discusión, el discurso de los derechos humanos, lamento decirles, se está haciendo cada vez más capitalizando, es una crítica conjurada, previsible, monótona, bienvenida sea la creación y la imaginación. Con eso no se si he respondido más o menos a lo que me preguntaron.

Azucena:
Yo creo que nosotros tenemos como argentinos ejemplos recientes, no, un poco para que la compañera que estaba conflictuada con esto, que recuerde el 24 de marzo, creo que tal vez por allí la Asociación de Madres de Plaza de Mayo dicen que son un organismo político y no un organismo de derechos humanos en los últimos tiempos, tal vez habría que reflexionar, y todos sabemos de la defensa que ellas hacen y las luchas que ellas libran en defensa de la vida, no.
Sin embargo aquí en La Plata nosotros vimos como Ruckauf entregaba un premio y un homenaje a otro organismo, que es el de las Abuelas, y venía de la mano del hombre que firmó el decreto de exterminio en el año ´75, creo que él se refiere, y así podríamos tener muchísimos ejemplos de cómo, o cuando, por ejemplo desde hace muchos años, escuchamos que la misma policía que masacró, torturó, desapareció, violó, etc. cuando les ocurre algo dicen "y para nosotros no hay derechos humanos", y nosotros obviamente les contestamos: que ellos no tienen derechos humanos porque ellos son la ley, y se violan a si mismos, el sentido que nosotros le damos a los derechos humanos obviamente es otro, y creo que a esto se va refiriendo, y si buceamos en esto de abrir ventanitas y puertas para seguir reflexionando, podemos encontrar cantidad de ejemplos, es decir cómo el capitalismo, cómo el poder, cómo el gobierno ha neutralizado el discurso, cómo lo ha tomado, digamos hay mucho ejemplos así, y uno muy conflictivo en la argentina, como el de la reparación económica, que también esto es tema de debate todavía, y de ponerle palabras.

Oscar:
Yo quiero decir algo, yo no eludí la pregunta sobre Colombia y lo del narcotráfico, sólo que es que me parece bastante extensa y bastante grande, en Colombia tenemos problemas de marginalidad social, tenemos problemas de pobreza escandalosa, de repartición desigual de la riqueza como en muchos países de América Latina, tenemos un autoritarismo rampante en todos los ordenes de la vida, la distribución o el manejo que hacen los medios de comunicación son los corifeos (¿?) de las transnacionales y las jerarquías de los partidos políticos, los partidos políticos no son sino unas cuantas familias que se reparten el poder desde hace mucho tiempo, el estado de sitio es un estado permanente, que aún hoy por hoy con constitución nueva y todo, y aunque no se llame estado de sitio sigue operando en la práctica.
Sólo quiero decir que esto, que nuestros problemas son más que él narcotráfico, el narcotráfico es una rama de la producción, que tiene trabajadores, y tiene también patrones y tiene también dueños de los medios de producción, es una rama productiva, entre otras. Entonces, a veces, nuestra realidad está mirada, sobre, a partir del criterio gringo de que somos una parranda de narcotraficantes que hay que reducir. Entonces quiero simplemente señalar que ese es uno, uno de los hilos estructurales de nuestra realidad.