11 de octubre de 2007

Tres causas armadas, otro Pobre preso

Viedma, 11 de octubre de 2007

Maldita Policía
Tres causas armadas, otro Pobre preso

Un nuevo caso de “armado de causas” por parte de las fuerzas de seguridad está teniendo lugar en la Provincia de Rió Negro. Varios elementos se están conjugando para conformar el entramado. Entre ellos, la persecución a una familia y la construcción de tres causas por robo que confluyen en la misma persona.

Desde junio del corriente año, Fernando Quinteros goza del derecho de salidas laborales desde su lugar de detención: la Unidad Penal N° 1 de Viedma. Diariamente, entre las 8 y 19 hs, trabaja como pintor de obra en distintos puntos de la ciudad. A principios de agosto, comenzó a ser intimidado y perseguido por personal policial. Tres causas armadas mediante, Fernando se encuentra a disposición de los Juzgados Penales N° 2 y 4; y perdió la posibilidad de su libertad transitoria.

Quinteros fue llevado ayer ante los jueces Reussi y Funes -juzgados N° 2 y 4 respectivamente-, al imputársele tres robos calificados en los últimos días. Por tal motivo, el acusado fue sometido a dos ruedas de reconocimiento, y fue notificado de que deberá participar de dos más en los próximos días.

Si bien tales ruedas arrojaron resultados negativos, pudieron observarse varias irregularidades en el edificio judicial. En primer lugar, Quinteros fue paseado por la policía, por los pasillos que rodean las oficinas del Juzgado N° 2, delante de la supuesta víctima del robo. Segundo, si bien esta persona, había realizado un reconocimiento fotográfico durante el día martes, dos oficiales de la Brigada de Investigaciones de la Provincia de Río Negro –uno de ellos apellidado Linares-, se encontraban casi al mismo momento ojeando el book de fotos con el fiscal Álvarez –fiscal que instruye la causa.

El origen del armado

Fernando Quinteros de 29 años, cumple su condena en la Unidad Penal N° 1 de Viedma. Desde hace tres meses, realiza salidas laborales diarias entre las 8 a 19 hs.
El pasado 12 de septiembre, Quinteros radicó una denuncia en la Unidad Fiscal de Atención Primaria (UFAP) de Viedma, donde declaraba que durante el mes de agosto, mientras trabajaba en la Confitería “Libra” – Avenida Costanera y Saavedra -, tres policías ingresaron al local, sin orden de allanamiento, para cumplir una supuesta diligencia de identificación de persona. El Personal policial requisó a Quinteros y las instalaciones del local.

Días más tarde, el 7 de septiembre, recibió tres mensajes telefónicos con dichos intimidatorios. Según la denuncia asentada en la UFAP y firmada por Daniela Zágari, tales mensajes decían: “te estoy vigilando no des un paso en falso y volvés a caer ese lugar frío y oscuro q es la cárcel”, “... salís hoy y t mando a la policía se que vas a salir y te van a encontrar en actitudes sospechosas estas en la lona”; y finalmente, “ querés que llame a Coronado y Muñoz se te terminan las salidas y tu lindo trabajo”. Coronado y Muñoz son dos jefes policiales de la unidad Penal donde Quinteros está alojado, de quienes la víctima no sospecha. Sin embargo, al
sentirse amedrentado, decidió realizar la denuncia.

La persecución hacia Quinteros no termina allí. Luego de realizar las denuncias, tanto él como familiares, vecinos y allegados, comenzaron a ser hostigados por la policía. Dos casos puntuales: el hermano menor de Quinteros –de 16 años-, fue detenido en la vía pública, requisado y golpeado; su hermana quien se encuentra viviendo temporalmente en la Junta Vecinal del Barrio 20 de junio, es intimidada por la fuerza diariamente. Por otra parte, vecinos y allegados a Quinteros fueron detenidos en los últimos días o llevados a ruedas de reconocimiento, como medidas judiciales que surgirían de la investigación de los hechos delictivos que a policía pretendería imputarle a Quinteros.

En busca de la seguridad ciudadana

Este signo, vuelve a ejemplificar el modus operandi policial y judicial que se revitaliza continuamente al imputar todo tipo de desorden social a la pobreza. Bajo el argumento de “el pobre roba”; el pobre ensucia”, “el pobre mata”, las agencias policiales, golpean, intimidan, amenazan, torturan, y matan al pobre. La seguridad ciudadana consiste en desaparecer al pobre del mapa.

La modalidad preventiva es el artificio que asume la policía para llevar adelante esta tarea. La policía interviene en el territorio sin ningún tipo de control. Lo preventivo consiste en averiguación de identidad o antecedentes, cacheos, rastrillajes, golpizas, amenazas, patrullaje de zonas de la ciudad con autos sin patente, hostigamiento, persecución y extorsión.

La práctica es reiterada y perdurable en el tiempo, se ejecuta sobre determinadas personas, grupos o barrios enteros. Amparándose en dichos y apariencias, el accionar de la fuerza y su correlato judicial, se desarrollan en un marco de supuesta legalidad, donde las estructuras jurídicas se vuelven ineficaces, deliberadas y negligentes.

El caso de Fernando Quinteros, se suma a la lista de causas armadas. El olfato policial, la portación de prontuario, la familia judicial y la letra muerta, vuelven a defender la seguridad ciudadana. Otra vez una vida en peligro. Nuevamente, un Pobre preso.

Contactos:

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Pablo Casals
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